La llamada que sorprendió mi viernes






Viernes aleatorio por la mañana...
Suena el teléfono de la oficina y al otro lado mi colega me pregunta con todo el respeto y seriedad del caso:
-¿sabes qué es lo que te hace ver tan bonita? 
Me quedé callada por unos segundos pensando en lo que vendría después de esa pregunta y luego de inmediato me respondí a mi misma: tiene que ser  mi cabello que me he dejado crecer durante los últimos dos años.
- No sé.... Le respondí. Entonces contestó:
-Es tu forma de ser y nos encanta trabajar contigo.
Le agradecí por el comentario y colgué la llamada. 

Sin duda ha sido uno de los cumplidos más hermosos que he recibido. Me hizo reflexionar.
Cada día nos bañamos, peinamos y vestimos tratando de vernos lo mejor posible. Cuidamos lo externo, lo que todos ven pero ¿qué tanto tiempo arreglamos nuestro corazón? 
La belleza externa es vanidad y  la belleza de adentro puede durarnos toda la vida si perseveramos cada día en mantenerla.
Amemos, perdonemos y decidamos ser felices valorando todo lo no que no se compra con dinero. Comienza con solo una decisión.

Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. (1 Pedro 3:4 NVI)

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