Relato de un milagro

¿Por dónde comienzo esta historia? Tengo días de querer escribir sobre el tema hasta que por fin me decidí porque siento una responsabilidad tremenda de contar cuando Dios hace algo por mi pues es prueba contundente que está vivo y que es el mismo de ayer, hoy y por los siglos.

Regresé de mis felices vacaciones donde estuve a 42°C y siempre use bloqueador porque el sol se ha vuelto en una cosa mala en estos días y ya mis tiempos de tirarme a tostar como reptil  se extinguieron. Una vez reincorporada en mi habitat, amanecí con una horrorosa mancha roja en mi cara. Me aterroricé tanto, pensé lo peor pero en fin tenía que volver al trabajo así que no me quedó más que darle el rostro al planeta, sonreir y hablar con el dermatólogo (al cual estimo y respeto cómo ser humano y profesional) quien dio un dictamen marca miedo! 

Aun recuerdo sus palabras: 

-Mira ponete estas cremitas (y tómate estas pastillas), armate de paciencia que va a demorar la cura, esto no va a arreglarse de la noche a la mañana y hay que cuidarse para que no quede una cicatriz y jamás te puede dar el sol....

Ese fue un día muy largo: soportar las preguntas de ¿qué le pasó? fue tedioso al igual que los apodos de "Heidy" y "media Heidy" . Los chistes de que si me había peleado con alguien fueron caóticamente risibles, salir sin maquillaje fue aburrido y peor aun dejar mis ojeras al desnudo pero permitir que el temor azotara mi cabeza pensando que tendría una cicatriz inmensa en el rostro por el resto de mi vida fue lo más devastador y creánme que no estoy exagerando solamente estoy exponiendo a la luz que el enemigo, el diablo, busca atacarnos por donde más puede doler. El trata de hacernos creer mentiras para que luego se las compremos. Vean por favor les pido que si se enferman, nunca vayan a google porque van a encontrar mil razones para aterrarse y pensar que son el caso más crónico!!

Doy gracias a Dios que siempre ha puesto personas que me apoyen en momentos valle; en este caso, mi madre,  quien al notar mi angustia esa noche cuando regresé a casa marchita y flagelada, hizo una oración corta, poderosa y llena de fe.

Dos días después fui testigo de un milagro, contrario a todos los "pronósticos médicos": mi rostro estaba limpio.

El diablo tiene poder pero no tiene autoridad sobre los hijos de Dios. No debemos darle lugar ni permitirle atemorizarnos. Jesús ya pagó el precio por nuestra sanidad y salud. Levantémonos hoy de lo que sea que nos esté trayendo al suelo. Rompamos las cadenas del temor y caminemos libres, libres para regresar a Dios y darle gracias por lo que ÉL hizo.


Comentarios

  1. Vencido esta quien quiere destruir el mundo y en victoria todo hombre de fe que confia plenamente en el poder de Dios.
    Gracias por compartir tu historia llena de vida y amor

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    1. Así es, solo Dios nos da estas victorias. Gracias por tus comentarios.

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