Jonás: tan humano y tan real
Desde pequeña me contaron la historia bíblica de Jonás, hasta una canción cantaba yo...
Pero no fue hasta hace poco que pude ver esta historia desde otra perspectiva y así atesorar una nueva enseñanza en mi corazón.
El libro de Jonás son 4 capítulos cortitos, para quienes nunca lo han leído los invito a hacerlo para que puedan entender mejor este post.
Me impresiona que Dios dio una primera instrucción (1:2) a Jonás (quien al parecer tenía un temperamento predominantemente melancólico como el mío) y no hace caso y decide irse irse a otro lado, en vez de Nínive donde debía ir originalmente.
Como consecuencia de su desobediencia, es tragado por un gran pez y aún estando en la pancita de ese animalón, Jonás no perdió la esperanza y oró. Debemos tomar esa actitud también aún cuando hallamos desobedecido porque lo que sigue es que Dios muestra su misericordia y el pez vomita a Jonás en tierra y por segunda vez le da instrucciones o mejor dicho le da una nueva oportunidad de obecederle.
Como ya era mucho, Jonás va a Nínive, (ya hubiera sido muy cara de barro no hacerlo) y dice lo que Dios le dijo que tenía que decir y he aquí viene la parte interesante....Jonás se enoja (4:1)y quiere morirse.... (4:3)
¿Ustedes captaron eso? hace poco Jonás estuvo orando dentro de un pez a punto de perder su vida y ahora quiere morirse? Suena irónico... Suena raro que habiendo obedecido a Dios ahora haya tomado esa actitud y creo que el punto acá radica en que Jonás quería que Dios destruyera a la ciudad de Nínive por su maldad pero Dios le tuvo misericordia, Dios no quería destruirla si ellos se arrepentían de su maldad.
El corazón de Jonás no estaba alineado con los deseos de Dios, a pesar de haber obedecido en la segunda instancia. La pregunta para reflexionar es: ¿Cuántas veces hacemos lo que Dios nos pide pero por dentro seguimos estando rebeldes y desobedientes?
¿Alguna vez se ha descubierto tirando hacia un lado con sus deseos mientras que los deseos de Dios lo halan hacia el otro? Dios no solo quiere nuestras acciones, él quiere nuestro corazón también.
A pesar de todo Dios cumplió su propósito y la ciudad de Nínive se salvó mientras que paralelamente trató con un corazón no alineado.
Dios al final le da una lección a Jonás sobre Su soberanía y Su misericordia con el detalle de la calabacera que crece y luego se seca.
Así como Jonás nosotros también muchas veces tendremos que pasar por "caídas" para reaccionar y crecer y llegar a donde Dios desea que lo hagamos.
Es difícil lidiar con nuestro carácter pero yo creo que si Dios estuvo dispuesto a agarrarse con el de Jonás, también lo está conmigo pues El es el mismo ayer, hoy y por los siglos y su misericordia es para siempre.
Claro, muchas veces he estado en esa situación, de obedecer lo que Dios me pide pero quizá haciéndolo meramente por obediencia y no de corazón... Igual, muchas veces pedimos algo a Dios deseando que su respuesta sea lo que queremos pero al final la respuesta es otra, entonces nos vemos en una encrucijada que yo veo innecesaria pues si Dios dijo algo es porque sabe algo que nosotros no...
ResponderEliminarAun así, Dios en su gran misericordia valora mas la obediencia...
Definitivamente pasa, pero creo que es parte del trato de Dios con uno.
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